martes, 18 de agosto de 2009

No hay Condenación


Ahora, pues, condenación no hay para los que están en Cristo. Los que no andan conforme a la carne, mas, los que andan conforme al Espíritu.
Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos.

Dios nunca niega a los hombres la autonomía que reclaman, pero, los responsabiliza y los juzga por las consecuencias de sus decisiones.

Recordemos que, ser obediente no representa obstáculo para expresar nuestra libertad.
Recordemos que, una vez rescatados del poder del pecado, nos responsabilizamos por todos los aspectos de nuestra libertad.

El hombre que no es regenerado, está preso por las fuerzas tiranas del pecado, es insaciable e incapaz de sentirse libre. Se levanta contra Dios, se rebela contra su autoridad se adueña de la propuesta cristiana de libertad y le da sentidos y contornos diferentes de los pretendidos por Cristo para sus discípulos.

Contrariamente de lo que piensan y predican algunas personas que desean libertad ilimitada, el respeto, la obediencia y el servicio a la justicia, los deberes y las obligaciones no existen para dar un fin a la libertad, sino para preservarla. Los hijos de Dios entienden esto y encuentran su libertad en el temor a Dios, en el servicio al prójimo y en la obediencia a las leyes del país, cuando están de acuerdo a la voluntad de Dios.